¿La vida va cambiando? Sí, y con ella muchas otras cosas: los valores humanos, las formas de trabajar, las amistades, el entorno… pero pienso que lo que nunca debería cambiar ni olvidarse son las ganas de superación, sumándole a ello una total entrega, ya sea hacia la familia, los amigos o el trabajo, es decir, mostrar interés, iniciativa y una actitud cooperadora día a día en todos los ámbitos de la vida.
Actualmente, por diversas circunstancias el trabajo escasea, y aún así, hay gente a la que no le nace involucrarse, gente que no tiene ganas de aprender y eso, es algo que por otra parte veo triste, pues la vida se compone de sueños y retos que se deben intentar alcanzar, aunque nos vaya poniendo por el camino obstáculos y pruebas para decidir el futuro o el fracaso más cercano.
Hoy en día las empresas buscan una sinergia, conseguir que todos sus departamentos y empleados trabajen conjuntamente para alcanzar unos objetivos y en muchas ocasiones, motivándolos para que todos lleguen al mismo objetivo común, aportando una actitud proactiva y diciendo “sí puedo”, “quiero aprender”, “voy a averiguar cómo solucionarlo…” y no dejándolo de lado sin ni si quiera intentar como se hacen las cosas porque con esa actitud pasiva, el responsable decidirá prescindir del empleado.
«Si un hombre tiene hambre no le des un pez, dale la caña y enséñale a pescar”, ya que en la vida no siempre hay alguien que te saca de los aprietos, sino que debe ser uno mismo quién piense en la superación.
Personalmente, creo que desde hace unos años hay claros ejemplos, sobre todo de gente joven, que ha empezado a demostrar su valía y su inquietud luchando y emigrando lejos de España para sentirse valorados, útiles y recompensados pero… ¿volverán?